POR FIIIIINNNNN!!!!
El afamadísimo Machu Picchu va a recibir una visita de estos intrépidos
viajeros que se mueven tanto por el espacio como por el tiempo. En su 100
aniversario (se dice que fue un inglés que, tras pagarle 1 dólar a un niño para
que le llevara, “descubrió” el Machu Picchu ( o Montaña Vieja). Y de ahí se
considera el aniversario de su descubrimiento, aunque hasta el más niño del
pueblo ya parecía conocerlo…
Para ir al Machu
Picchu hay varias opciones: caminata de 4 días por el conocidísimo Camino del
Inca, que seguro que es espectacular pero cuesta 300dolares y tienes que
reservarlo con meses de antelación. O
bien con el carísimo tren (70 dólares) que te lleva hasta Aguas Calientes
(pueblo en la falda del Machu Picchu).
Nosotros
fuimos al Pueblo de Aguas Calientes en
una van durante 6 horas, hasta la llamada Hidroeléctrica, para luego tener que
caminar unas 2 horas más hasta Aguas Calientes (ida/vuelta 80 soles: 25 euros).
La verdad es que el viaje en furgoneta vale muchísimo la pena, ya que subes
hasta casi los 5000 metros para luego bajar por una carretera medio comida por
la selva y las lluvias, hasta los 1300 m. Eso sí, por tramos de carretera de
miedo que parecía que se iba a derrumbar
en cualquier momento y con unos precipicios de aúpa. Todo con un conductor que
debía estar entrenando para el Rally… más de uno tuvo que bajar del coche para
vomitar…
Caminar de la
hidroeléctrica hasta Aguas Calientes no tiene perdida, ya que solo hay que
seguir las vías del tren. Lo malo es que nos llovió todo el trayectito así que
llegamos a destino empapados.
Dormimos en un
hotel en Aguas Calientes (5eu/u),
cenamos muy decentemente, para levantarnos al día siguiente a las 4 de la
madrugada.
AGUAS CALIENTES |
Cuando te
levantas a esas horas, solo puedes pensar, entre legañas y restos de pasta de
dientes, en que: Bueno, ¡¡ esto es solo una vez en la vida!!(si, así te lo
gritas, a primera hora). Ahí con el buen rollismo que has generado para olvidar
lo mal que dormiste, nos vamos al desayuno de la recepción, para encontrarnos
al “encargado” durmiendo en el sofá, al que hay que despertar, claro…
“Ah, ¿pero tienen prisa?”
- “Pues si, a estas horas uno no está para
tomarse tiempo extra, ¿no cree?” Para
matarlo, a esas horas, para matarlo…
Con la lluvia
del día anterior, Román se resfría por primera vez en todo el puñetero viaje,
el día que vamos al Machu. ¡Manda huevos! Agarramos el bus de subida debido a su
estado febril (8eu/u) y que por supuesto todavía llueve, y nos subimos como
todo hijo de vecino al Machu Picchu (entrada 45eu/u, que incluye también la
entrada a Huayna Picchu).
Esta
atracción mundial tiene tanto recorrido ya, que todo funciona al dedillo, con
exactitud y sin nada que no hayan previsto ya. Autobuses arriba y abajo
constantemente, horarios y recorridos perfectamente pensados, y una gestión
eficiente de 1000 visitantes diarios a 30 de Marzo 2012, y no estamos en
temporada alta!
Nosotros
llegamos a la ciudad inca a primera hora, a las 6 de la mañana, hora en que la
niebla aún no te deja ver nada.
Nuestro
primer objetivo dentro del parque es subir al Huayna Picchu, que es la montaña
grande que da sombra al Machu Picchu y que se ve abajo:
Para subir
esta montañita hay que comprar la entrada con antelación ya que al día solo
pueden subir 400 personas, normalmente con dos días de antelación es suficiente.
La caminata
de una hora es durilla, pues en su mayoría son escalones enormes de piedra, en
un entorno vegetal de jungla, húmedo por las lluvias y resbaladizo a menudo.
Más duro se
te hace, eso sí, llegar allí y darte cuenta que la niebla no cede por las
mañanas, y que eso del “amanecer” en el Machu Picchu es una ilusoria patraña de
vendedor de tours de viaje. Allí amanece con niebla, siempre.
Pero por fin,
al cabo de 1 hora de “hacer tiempo” en la cumbre, prácticamente todos esperando
con el ojo detrás de la cámara, el espejismo se hace realidad, y aparecen las
ruinas de este templo inca cuyo verdadero origen o significado son solo
suposiciones y conjeturas todavía a día de hoy: la ciudad antigua del MACHU
PICCHU:
A la bajada
de la montaña tomando la ruta circular y visitando la Caverna Grande que hay
por el camino, ya se pone a llover (como era raro que no pasara) y nos tenemos que refugiar un buen rato.
La lluvia persiste con fuerza pero no podemos dejar de tomar fotografias:
Alba, rechazando tajantemente la posibilidad de irnos de ahí sin más fotos
y en especial las que se toman desde la parte alta de la ciudad inca, consigue
que deje de llover milagrosamente y nos dirigimos a este mirador del Machu
Picchu, que es el más conocido de todos:
Ha sido un día
largo, larguísimo, y nos merecemos un bañito (a falta de ducha) en unas aguas
termales naturales, a las que les han dado refugio en varias piscinas en un
enclave de la montaña…
Al día
siguiente, y ya a nuestra vuelta al Apu Wasi, Cuzco nos espera para un día más
paseando por sus esplendidas calles, e incluso de camino a la estación de
autobuses vamos descubriendo nuevas partes preciosas de la ciudad ombligo del
mundo.
Que pasada de sitio!!! Lo que decis es verdad, una vez en la vida.
ResponderEliminar