NATAL (sede del Mundial) y Pipa (sede de turistas en general)

Pues brevemente pasamos a explicar algunas de las experiencias vividas en Natal, sede del Mundial de Futbol 2014, y Pipa, lugar turistico por excelencia de la zona nordeste de Brasil.

Tras 30h de viaje desde el Parque Nacional de Llençois Maranhenses, decidimos recalar en la ciudad de Natal, que por tener no tiene nada, excepto un montón de obras en marcha y, eso sí, una zona de playas en la zona de Ponta Negra que animaba a descansar un poco.

No voy a contar gran cosa de esta ciudad, puesto que no vale gran cosa (excepto Ponta Negra,repito), aunque parece si que vale la pena el CARNATAL, que es un avance de carnaval para el dia 1 de Diciembre que dura varios dias y se llena -como no podria ser de otra manera en Brasil - de fiesta y color.

Lo mas destacable de los dias en Natal fue conocer algunas personas MUY peculiares. Uno de ellos, Liliano, tipico hombretón de pelo largo (un poco indio) brasileiro, que casualmente estaba afincado en Noruega :-) y venia a pasar el carnatal tras 3 años de trabajo duro en un pueblecillo del pais nórdico. Liliano, grandisima persona con la que hemos coincidido mas de 3 dias,he paseado en su moto durante horas, y nos ha enseñado sitios que de otra manera no hubieramos conocido jamás. Liliano, era lo que en España llamaríamos un machote, pero con un grandisimo corazón y buenísima persona. 

Luego esta el paseo por PIPA, apenas a 2 horas de Natal, y zona de veraneo indiscutible para brasileiros y turistas por igual. Si venís por acà, no os lo perdáis, vale la pena. Entre conciertos de reggae,samba y musica escapándose atronadoramente de los bares callejeros, también hay tiempo para las praias... En una de éstas, la Praia do Golfinhos, se pueden ver casi constantemente, delfines que se acercan a la orilla a dar un bocado a los pececillos que arrastran las olas. Más de una vez los ves saltar- a veces MUY cerca tuyo- como si se tratara de un espectáculo marino programado. En general todas playas muy tranquilas, grandes, acogedoras, que tanto sirven para surfear como para observar tortugas y delfines.

Muy bonito Pipa, y un autentico descanso para el viajero, aunque solo fueran unos pocos días...

De ahí a Jacumá, pueblo costero cerca de la gran Joao Pessoa, que a diferencia de Pipa ofrece un paisaje de playas tropicales, desiertas y vírgenes. El turismo ahí aún no ha llegado en masa, pero tiempo al tiempo. La aventura en esta parte del viaje fue que después de caminar varios kilómetros por la playa, al volver nos dimos cuenta de que la marea había subido tanto que no podíamos regresar por el mismo camino. Descartando la loca idea de Roman de lanzar la mochila, saltar des de un pequeño acantilado y nadar unos metros, no nos quedó otra que adentramos por una especie de urbanización fantasma, donde parecía que algún extraño suceso había acabado con toda vida humana. Por suerte, caminado fuimos a parar a una pousada regentada por una família Vasca, con ellos compartimos la tarde y grácias a ellos pudimos volver a casa sin problemas.