miércoles, 23 de mayo de 2012

HUARAZ Y CORDILLERA BLANCA: paraíso de montaña


En este punto Roman y yo nos separamos unos días, mi destino es éste y él se va a Cuba una semanita a visitar a su padre.

Huaraz es el pueblo “base” para realizar excursiones por la Cordillera Blanca, uno de los mejores lugares del mundo para practicar deportes de alta montaña. Y es que esta cordillera, es la segunda más alta del mundo, después del Himalaya. Tiene 16 picos más altos de 6000msnm y otros 17 de más de 5500msnm, así que no es de extrañar que atraiga a tantos montañeros. Además de las montañas, la Cordillera Blanca cuenta con más de 600 glaciares y casi 300 lagunas, así como cientos de vías de escalada en roca.

No escogí la mejor época para visitar esta zona, ya que aún es temporada de lluvias, y eso complica el poder hacer alguna cumbre. Aún así, pude disfrutar bastante del lugar y hacer algunas excursiones más cortas por los alrededores.

Me alojé en el hostal Monkey Wasi, lugar que aconsejo a todos los viajeros. De hecho Monkey Wasi es más una casa de amigos que un hostal común, todos los huéspedes que había en el momento en el que yo fui, es gente que ha decidido pasar en Huaraz una temporada, lo cual lo hace un lugar muy peculiar. Además el hostal cuenta con una mascota, un mono llamado Harried que se dedica a robarle la comida a los huéspedes…




Los primeros días los pasé aclimatándome de nuevo a la altura. Solo hicimos unas caminaditas por los alrededores de la ciudad, y además, después de tanto tiempo, me pude volver a poner unos pies de gato (zapatillas de escalada).

El pueblo de Huaraz no tiene nada de especial, aunque los mercados siempre ofrecen alguna buena fotografía:

Al cabo de unos días, apareció Sergio, el tenerifeño con el que estuvimos en Lima, así que nos unimos para hacer alguna excursión más larga. La primera fue a la Laguna 69, un trekking muy típico de un día, bastante turístico aunque el paisaje vale la pena. 

Empezamos la ruta adentrándonos en una quebrada enorme y pasando por las lagunas de Llanganuco, dos lagunas color turquesa a 3800msnm.

Detrás de las lagunas se levanta la enorme montaña de Huascaran de 6768msnm, el pico más alto del Perú. La verdad es que desde donde estábamos impresionaba la magnitud de esa montañita.

Llegamos por fin al sendero que conduce hasta la Laguna 69, después de tres horas de camioneta, y empezamos la subida. Debido a las lluvias el terreno era un auténtico barrizal, se hizo muy difícil caminar por ahí:


Aún así, a medida que avanzábamos el paisaje se iba volviendo más montañoso:


Y aunque el día no estaba del todo claro, a ratos pudimos divisar alguna de las cumbres:


Después de superar un desnivel de 800metros, llegamos a la famosa laguna 69, situándonos en los 4600msnm. 


Fue una lástima porque el día justo se tapó cuando llegamos a destino y no pudimos ver algunas de las cumbres más bonitas.

¡Sin duda este trekking vale mucho la pena!

Al día siguiente nos tomamos el día con un poco más de relax. Visitamos las ruinas de Willka-Waín, pertenecientes a la cultura Huari, un conjunto de restos arquitectónicos de la época preincaica (año 700-900 d.C).


Y de ahí nos fuimos directos a un restaurante que nos habían recomendado para comer el plato más típico del lugar: la Pachamanca (en quechua significa “olla de piedra”). Este plato tan especial, por lo visto, existe des de la época de los Incas. Está elaborado por la cocción, al calor de piedras precalentadas, de carne de vaca, cerdo y pollo, así como de verduras típicas andinas como la papa, el camote, el choclo, haba en vainas y la yuca. Una delicia para los amantes de la carne como nosotros!


Después del gran atracón de comida, decidimos ir a pillar una buena indigestión a las famosas termas de Monterrey, no entendimos muy bien porque eran tan famosas porque era de lo más feo, pero el bañito en agua termal nos sentó bien.

Como traca final, decidimos hacer un trekking de tres días pasando por las quebradas de Akilpo e Ishinca. Como es temporada baja no se apuntó nadie más asique montaron una auténtica expedición solo para nosotros dos.

El grupo estaba compuesto por dos guías nativos de la zona, cuatro caballos (dos de ellos sólo de acompañantes), tres perros, Sergio y yo.

Íbamos a dormir dos días en la montaña así que era necesario llevar todo lo necesario. 


Empezamos a caminar en un lugar llamado Joncopampa (3400msnm), ingresando a la quebrada de Akilpo. En esta primera parte caminamos por un bosque de Quenuales, parecía que en cualquier momento un duendecillo iba a asomar la cabeza por algún lado…


Una vez pasado el bosque se empezaban a divisar las montañas:


Este primer día caminamos solo hasta la una del medio día, aunque tuvimos suerte de montar el campamento tan pronto porque en poco rato, cayó una tormenta de granizo que nos hubiera dejado empapados de pies a cabeza. 


El frío, al irse el sol, se puso bastante insoportable, ni nuestros super sacos aptos para este clima nos salvaron de la congelación de la noche, por la mañana, hasta la tienda se nos había congelado!!

Por suerte el siguiente día empezó con un sol deslumbrante, algo no muy común en esas fechas, fue perfecto porque ese era el día clave, teníamos que llegar hasta los 5000msnm. El terreno de ese día era muy complicado para los caballos así que ellos tuvieron que dar la vuelta.

Empezamos a caminar a las 7 de la mañana, aún con los pies congelados, no conseguimos entrar en calor hasta que el sol empezó a aparecer por detrás de las montañas:


Después de dos horas de subidita llegamos hasta la laguna Akilpo (4600msnm), laguna a los pies de los Nevados de Tocllaraju (6034msnm) y Akilpo (5495msnm).

 De ahí nos faltaban otros 400metros de desnivel para llegar hasta El Paso. A medida que avanzábamos el nivel de nieve aumentaba:

Sorprendentemente, llegamos al Paso mejor de lo que creíamos, la altura casi ni la notamos. El lugar espectacular, des de arriba se podían divisar los dos valles (Akilpo e Ishinca), las fotos no reflejan la inmensidad de las vistas.

En este punto tuvimos que atarnos con cuerdas, había mucha nieve y el descenso era complicado. Incluso los perros no se atrevieron a cruzar El Paso (aunque nos enteramos de que habían dado la vuelta y llegaron a casa en perfecto estado…)



Una vez pasado el duro tramo paramos a comer y seguimos el descenso por la quebrada Ischinca hasta encontrarnos de nuevo con nuestro guía y los caballos:


El tercer día fue el mas “light” ya que todo el trayecto fue de bajada, dejamos atrás las altas montañas, pero el paisaje de la quebrada seguía siendo muy bonito:

En 4 horas nos plantamos en los pueblos de la zona, donde nos pasó a buscar un taxi privado para llevarnos a casita.

La verdad es que ha sido una pena no poder quedarse más tiempo en este maravilloso lugar, pero nunca se sabe, tal vez volvamos algún día!

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